Los Héroes Médicos del 36 y su visión del país

Dic 13, 2016 | Noticias

Yaritza Sifontes:

Buenas tardes, en nombre de la Fundación Bengoa queremos darles la más cordial bienvenida a representantes de organismos nacionales de las artes y las ciencias, amigos de la Fundación Bengoa y familiares de la Dra. Mercedes López de Blanco.

En esta ocasión tendremos la oportunidad de compartir la conferencia central del foro: «Los héroes médicos del 36 y su visión de país», a cargo de la Dra. Mercedes López de Blanco, y que será comentada por Edgardo Mondolfi Durán, Maritza Landaeta-Jiménez y Susana Raffali, cediendo los minutos finales para la apertura de los derechos de palabra. Sin más preámbulos les comento que…

La Dra. Mercedes López de Blanco es médico pediatra especializada en crecimiento y desarrollo, vicepresidente de la Fundación Bengoa, coordinadora del grupo de transición alimentaria y nutricional, y miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina. A continuación tendremos el gusto de poder compartir con la Dra. Mercedes López su presentación.

Mercedes López de Blanco:

Primero quiero dirigirme a los jóvenes. Siempre lo hago, pero hoy especialmente para mí es un gran placer porque están muchos de mis nietos. La primera vez que presenté esta conferencia fue en el Congreso de Pediatría, porque el 60% de los pediatras eran muy jóvenes, parecían más bien estudiantes de bachillerato; y me dirigí a ellos, y lo mismo lo hice en la Academia Nacional de Medicina. Me quiero dirigir a los jóvenes que están aquí, en forma independiente si son parte de mi familia y felicitar a sus padres y a su abuela por la iniciativa de traerlos hoy. Antes de comenzar, les quiero hablar de la importancia de la historia. Lamentablemente en este país, la forma como nos la explican es poco atractiva. Por lo menos la que me enseñaron a mí hace mucho tiempo. Nos acostumbramos a aprenderla de caletre, sencillamente para pasar un grado. Por fortuna, durante mi estadía en Estados Unidos por más de 8 años, mi padre, por su afán de mantener vivo el amor a la patria, cada dos semanas, más o menos, agarraba un libro de historia y se acercaba a mi hermana y a mí, y nos leía una página, más nada. Cerraba el libro y empezaba a conversar; nosotros hacíamos preguntas y él las respondía. Así aprendimos algo de la historia en este país, y quiero decir a los jóvenes que este tema es verdaderamente fundamental; quiero que recuerden que los pueblos que no conocen su historia están destinados a repetir los errores, una y otra vez. Ustedes se imaginan al comienzo de la humanidad, la cantidad de pueblos vagando por el mundo entero y ninguno sabía de dónde venía?? Claro que sabían– no existían libros y muchísimo menos comunicaciones como internet. Ellos hablaban de padre a hijos y les enseñaban quiénes eran, de donde venían y a donde iban!! Eso es sumamente importante.

Espero que hoy se lleven un pedacito de historia venezolana en su mente y en su corazón. Esto va dirigido a ustedes los jóvenes.

Un recuerdo a mis maestros durante la carrera de medicina: Leopoldo Briceño Iragorry (1908-1984), José Antonio O`Daly (1908-1992), Enrique Benaìm Pinto (1992-1979), Miguel Pérez Carreño (1904-1966), que fueron fundamentales en mi carrera, y en mi formación como pediatra, Guillermo Tovar Escobar (1919-1989), Hernán Méndez Castellanos (1915-2003) y el profesor JM Tanner (1920-2010).

Quiero hablar sobre los precursores, personas e instituciones para que se sepa que en este país había grandes médicos que hicieron cosas importantes; lo que pasa es que estaban limitados por la falta de desarrollo. Por ejemplo, José María Vargas (1786-1854), padre de la medicina; primer rector de la reformada universidad (Real y Pontificia Universidad de Caracas) que reestructuró Simón Bolívar, fundó la Facultad Médica de Caracas en 1827. El Hospital José María Vargas que aún existe como ustedes saben, aunque lamentablemente en malas condiciones, fue fundado en 1891. Luis Razetti (1862-1932) el modernizador de la medicina, funda la Gaceta Médica de Caracas en 1893 y pocos años después nuestra Academia Nacional de Medicina. También hay que recordar a otros precursores como José Manuel de los Ríos (1826-1914) padre de la pediatría que en 1988, funda la Revista Clínica de los Niños Pobres junto con Francisco Antonio Rísquez. José Gregorio Hernández (1864-1919) que todos conocen como un beato y no un científico, es el padre de toda la Medicina Experimental (Fisiología, Histología, Bacteriología y Embriología. Pablo Acosta Ortiz (1866-1916), gran cirujano, padre de la cirugía moderna. Santos Dominici (1869-1954), innovador y gran organizador, fue el segundo Ministro de Sanidad y Asistencia Social del año 36. Francisco Antonio Rísquez (1856- 1954), un hombre prominente del siglo XIX que realizó una labor para el país, como por ejemplo: fundador de la Enfermería y de la Cruz Roja; y junto con José Manuel de los Ríos fundó el primer hospital que muchos conocen como el hospital de la Cruz Roja.

En 1936, la población era de menos de tres millones y medio de habitantes y había crecido muy lentamente durante años. El crecimiento vegetativo había sido muy pequeño, ya que se moría, más o menos, la misma cantidad de gente que nacía. Además era un país 65% rural, el doble más o menos de la población urbana. La pobreza no era solo rural- en los poblados faltaban medidas básicas de saneamiento ambiental. Era un país no solo rural, sino de niños enfermos, de palúdicos, hombres y mujeres que podían morir desde los 30 o 35 años; cada dos horas moría una persona por paludismo. Las principales causas de muerte eran:

  1. Enteritis y diarreas
  2. Tuberculosis Pulmonar y
  3. Paludismo (Malaria).

El programa del 21 de febrero 1936, con sus grandes defensores y sus grandes detractores, como todo en la historia, fue sencillamente un intento ordenado de señalar necesidades, buscar soluciones y establecer prioridades. El plan de gobierno comprendía: 1) Creación de un Instituto de Higiene para la formación de técnicos sanitarios, 2) Higiene rural y lucha contra endemias como el paludismo y las parasitosis, 3) Higiene urbana y logro del saneamiento ambiental (cloacas/agua potable), 4) Protección de la madre y el niño, posiblemente este fue el rubro en el que se hizo mayor hincapié y donde se consiguió mayor éxito, 5) Lucha antituberculosa, la cual fue muy exitosa, 6) Lucha contra las enfermedades venéreas, 7)Estudios sobre alimentación nacional y 8)Reorganización de institutos de beneficencia y previsión social.

La Creación de las Instituciones de Salud. El Ministerio de Sanidad y Asistencia Social nace según decreto del 25 de Febrero 1936.

Con divisiones claves como la División de Tisiología (a cargo de José Ignacio Baldó), la División de Higiene Materno Infantil (a cargo de Pastor Oropeza) y la División de Mariología a cargo de Arnoldo Gabaldón. Ya en el año 30 se había creado un Ministerio de Agricultura y Salubridad, pero el 25 de febrero con base a los grandes problemas que tenía el país, se decide separarlo y crear el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, y el Ministerio de Agricultura y Cría. Los ministros del primero fueron Enrique Tejera (nacido en Valencia), Santos Dominici (caraqueño) en el mismo año 36, Honorio Sigala (larense), y Julio García Álvarez (caraqueño), gran otorrino. El 16 de junio de 1936 se promulga la ley contra el paludismo y el 27 de julio de 1936 se crea la División de Malariología; esta será presidida por Arnoldo Gabaldón cuyas recomendaciones, emanadas de la Conferencia de Directores de Salud Pública en Washington, apuntalaron a estos cambios.

Por otro lado, el 06 de agosto de 1936 se crea el Consejo Venezolano del Niño, presidido por Gustavo H. Machado, así como el Instituto Nacional de Puericultura presidido por Pastor Oropeza. En Diciembre de ese año se inaugura el Hospital Municipal de Niños en la esquina de Los Pirineos; su primer Director fue Gustavo H. Machado lo acompañaron un grupo de eminentes pediatras: Pastor Oropeza, Guillermo Hernández Zozaya, Nicolás Cárdenas Farías, Espíritu Santo Mendoza, Simón Gómez Malaret, Andrés Gutiérrez Solís. En 1938 se inaugura la Maternidad Concepción Palacios y su primer director fue Leopoldo Aguerrevere.

Pero no solamente se fundaron instituciones gubernamentales, sino que en el sector privado se crea la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, bajo el lema: «Somos la Voz de la Infancia Venezolana» en enero de 1939. Llama la atención que no solamente participaron los mejores pediatras del momento, entre ellos Nicolás Cárdenas Farías, Luis Gámez, Guillermo Hernández Zozaya, Pablo Izaguirre, Enrique Márquez Iragorry, MA Sánchez Carvajal; en fin, muchos grandes pediatras, sino también grandes obstetras, como Leopoldo Aguerrevere, Oduardo León Ponte, y Rafael Domínguez Sisco, profesionales como José Ignacio Baldó que se dedicó a la tisiología, Bernando Gómez (cardiólogo), los hermanos Martín y Rafael Vegas. Aunque muchos no eran pediatras, todos estaban enfocados hacia lo más importantes en ese momento de crisis que era la salud de la madre y el niño. La Junta Directiva estaba formada por Gustavo Machado (Presidente), Pastor Oropeza (Vicepresidente), Pablo Izaguirre (Secretario), Lya Imber (Tesorera) y Simón Gómez Malaret y Carlos Camejo Troconis (vocales). Esta Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, junto con las grandes instituciones gubernamentales, desempeñaron un papel determinante en los progresos de salud del país.

Los Héroes Médicos de 1936. Se han escogido a los protagonistas del cambio y a los pioneros de la pediatría, jóvenes que habían culminado sus estudios médicos y viajaron a París, algunos a Alemania o a Suiza, muchos con los esfuerzos de su familia. Nunca consideraron permanecer en otras latitudes con tanto que había que hacer en Venezuela, eso era impensable. Estaban llamados a ser los forjadores del sistema sanitario del país.

José Ignacio Baldó, nació en San Cristóbal en 1898 y falleció en Caracas en 1972; Arnoldo Gabaldón Carrillo, nació en Trujillo en 1909 y falleció en Caracas en 1990; Guillermo Hernández Zozaya, nació en Valencia en 1898 y falleció en Caracas en 1967; Lya Imber de Coronil nació en Odessa, Rusia en 1914 y falleció en Caracas en 1981; Gustavo Machado Hernández nació en Caracas en 1897 y falleció en Caracas en 1967; Pastor Oropeza Riera, nació en Carora en 1901 y murió en Carora en 1991; Enrique Tejera Guevara nació en Valencia en 1889 y murió en Caracas 1980 y Martín Vegas Sánchez nació en Caracas en 1897 y falleció en Caracas en 1991.

Los Héroes Médicos de 1936. Se han escogido a los protagonistas del cambio y a los pioneros de la pediatría, jóvenes que habían culminado sus estudios médicos y viajaron a París, algunos a Alemania o a Suiza, muchos con los esfuerzos de su familia. Nunca consideraron permanecer en otras latitudes con tanto que había que hacer en Venezuela, eso era impensable. Estaban llamados a ser los forjadores del sistema sanitario del país.

José Ignacio Baldó Soulés

José Ignacio Baldó, nació en San Cristóbal en 1898 y falleció en Caracas en 1972; Arnoldo Gabaldón Carrillo, nació en Trujillo en 1909 y falleció en Caracas en 1990; Guillermo Hernández Zozaya, nació en Valencia en 1898 y falleció en Caracas en 1967; Lya Imber de Coronil nació en Odessa, Rusia en 1914 y falleció en Caracas en 1981; Gustavo Machado Hernández nació en Caracas en 1897 y falleció en Caracas en 1967; Pastor Oropeza Riera, nació en Carora en 1901 y murió en Carora en 1991; Enrique Tejera Guevara nació en Valencia en 1889 y murió en Caracas 1980 y Martín Vegas Sánchez nació en Caracas en 1897 y falleció en Caracas en 1991.

José Ignacio Baldó Soulés

Es nuestro primer héroe, pionero en la lucha antituberculosa. Además de dirigir la División de Tisiología de MSAS durante años fue Maestro por excelencia en la cátedra de Tisiología de la UCV durante 28 años, fundador de la Sociedad Venezolana de Tisiología, dirigió el sanatorio antituberculoso Simón Bolívar, la disminución de la morbiletalidad, los que se enferman y los que se mueren, fue dramática. Además fue un gran visionario del sistema sanitario moderno y de sus redes primarias a terciarias. Lo vemos en un campamento del Bajo Ventuari, él no era una persona de estar dictando órdenes detrás de un escritorio, era un hombre de acción reunido con los líderes de la comunidad.

Arnoldo Gabaldón Carrillo

Arnoldo Gabaldón Carrillo

Importante médico, en Venezuela, el primero en la lucha antimalárica, fue un pionero en el mundo. Además de liderar la División de Malariología innovó en su difusión creando «Tijeretazos en Malaria» una forma económica y rápida de difundir información. Hay que considerar que en ese momento, no existían sino periódicos y la radio. Escribía todas las semanas mensajes en su máquina de escribir que se repartían en todos los consultorios médicos y en todos los sitios públicos del país, para que la gente supiera cómo debían luchar contra la malaria. No existía el DDT, lo único que se podía hacer era repartir tabletas de quinina. Descubrió nuevas especies de anófeles, entre ellos el Nuñez Tovari en honor a mi abuelo materno; un terrible zancudo porque es resistente al DDT, que durante años estuvo únicamente en una parte del Estado Anzoátegui y en este momento dicen que está por todo el Estado Bolívar y por el Estado Apure. La Ley de Defensa contra el Paludismo, que ya indicamos fue promulgada en julio de 1936 y el Instituto de Malariología, que fue el cuartel general de Gabaldón, digo cuartel general porque él era un General en batalla. Estos son los fumigadores rurales, ya en la época del 45 fumigando con el DDT. Los cursos internacionales de malaria se organizaban en el Instituto de Malariología en Maracay.

Guillermo Hernández Zozaya

Guillermo Hernández Zozaya

Uno de los primeros pediatras formados por Marfán en París y el primero que regresó a Venezuela, cofundador del Consejo Venezolano del Niño y de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría. Aquí apárece el Hôpital des Enfants Malades, en la calle Sèvres en París.

Es el primer hospital de niños en el mundo, fíjense en la fachada, nada que ver con los hospitales fabulosos que hay en Estados Unidos, ni siquiera con los venezolanos; pero, en este hospital de París que fue el primer hospital de niños del mundo, se formaron todos nuestros pediatras venezolanos bajo la tutela de Marfán.

Una foto muy curiosa, es la clase de anatomía de la escuela de San Lorenzo, la cual quedaba muy cerca de lo que es actualmente el Hospital Vargas.

Y aquí están sentados, Guillermo Hernández Zozaya y Gustavo Machado, juntos con su maestro, esa persona que ustedes ven con cara de bravo, es nada más y nada menos que el gran profesor de anatomía Pepe Izquierdo; de pie están Martín Vegas el segundo y José Ignacio Baldó el sexto. En la foto parecen más jóvenes, estaban empezando el primer año de medicina, con sus batas blancas impecables, así es que disecaban los cadáveres en esa época. Este gran médico Hernández Zozaya, una de sus obras silenciosas, fue la consulta gratuita a los habitantes de los barrios cercanos a su casa, durante 45 años; la placa que está en el Ambulatorio del Pedregal dice: «En reconocimiento a este caritativo médico, que dio asistencia gratuita a adultos, jóvenes y niños de los sectores populares del Pedregal, Bucaral, el Tártaro y Barrio Nuevo durante 45 años».

Lya Imber de Coronil

Lya Imber de Coronil

Nació en Odessa Rusia y falleció en Caracas, lamentablemente todavía muy joven. Venezuela fue su segunda y amadísima patria, cofundadora del Consejo Venezolano del Niño y la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, eminente profesora de Puericultura y Pediatría de la UCV, fue la primera mujer graduada de médico en Venezuela. Aquí está, en la UCV, Lya en el centro, con sus compañeros de clase. Al final de su vida, en 1970, fue electa vicepresidenta del Centro Internacional de la Infancia en el Château de Longchamps en pleno Bosque de Boloña de París, junto a la gran Nathalie Masse su colega y amiga que era la Directora. Lya fue un personaje nacional e internacional.

Gustavo Machado Hernandez
Gustavo Machado Hernández

Gustavo Machado Hernández

Fue fundador y organizador del Hospital Municipal del Niño y del Consejo Venezolano del Niño. Uno de los padres de la pediatría nacional. Presidió el primer Congreso Venezolano del Niño y la recién fundada Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría en 1938. Presidió el Consejo Venezolano del Niño, desde 1936, durante 12 años en los cuales coordinaba 70 instituciones que se ocupaban de los niños en ese momento. Él era un organizador increíble.

Este es el Hospital Municipal de Niños en la esquina de los Pirineos, precursor de nuestro hospital J. M. de los Ríos de San Bernardino, nombrado en recuerdo del famoso precursor José Manuel de los Ríos.

Pastor Oropeza Riera

Pastor Oropeza Riera

Nació en Carora. Este oleo de Roberto Fantussi en 1977, todos los que han visitado el Servicio de Pediatría del Hospital Universitario, lo conocen. Muchos de ustedes van a recordar a estos eminentes pediatras: sentados está Miguel Ragay Hernán Quintero Uzcátegui; parados de izquierda a derecha está Ernesto Figueroa, Gabriel Barrera Moncada, Eduardo Urdaneta y Espíritu Santo Mendoza, Ernesto Vizcarrondo, Pastor Oropeza, jefe de Cátedra, Hernán Méndez Castellano y Guillermo Tovar Escobar.

Pastor Oropeza junto con Gustavo Machado, tuvieron la idea de traer a enfermeras pediátricas desde Puerto Rico. Ellos tuvieron esa visión, de la formación de un equipo ya que un médico no puede trabajar solo. Presidió la División Materno Infantil desde el nuevo Ministerio, así como el Instituto Nacional de Puericultura. Fue el Padre de la Pediatría Nacional.

Enrique Tejera Guevara

Enrique Tejera Guevara

Nacido en Valencia. Primer Ministro de Sanidad y Asistencia Social del 36. Formado en la Universidad de la Sorbona y en el Instituto Pasteur de París, investigador experto en patología tropical descubrió el rhodniusprolixus como vector del Chagas, el tripanosoma venezuelensis así como el antibiótico streptomyces venezuelensis, profesor universitario en patología tropical e histología. Fue el primer Ministro de Sanidad durante el cambio en 1936 y luego Ministro de Educación. Fue además un excelente político y diplomático, aunque nunca dejó de ser médico investigador.

Aquí lo vemos como parte del gabinete el antepenúltimo de izquierda a derecha; está el Presidente, el General Medina Angarita (futuro presidente), Tomás Pacannins, Caracciolo Parra Pérez y Francisco J. Parra.

Martín Vegas Sánchez

Nació en Caracas y falleció en Caracas, especializado en dermatología y sifilografía en París, Director del Leprocomio de Cabo Blanco hasta 1936 cuando se encargó de la División de Sifilografía del MSAS. Pionero en la lucha contra la lepra y otras endemias tropicales. Martín Vegas le dio la bienvenida a Jacinto Convit, en 1938, a los pocos días de llegar este último como primer residente del Leprocomio de Cabo Blanco.

Martín Vegas Sánchez

Y por último, celebrando los 40 años de graduados: Martín Vegas de segundo, José Ignacio Baldó el cuarto, el más alto de todos, al lado Gustavo Machado y el último es Guillermo Hernández Zozaya, con sus esposas; está Concha, Josefina, Clementina y Carmen Rosa.

Un recuerdo muy grande para sus descendientes.

Hay que recordar la contribución del exilio español. A partir del 39 se enriquece el contingente de médicos venezolanos, con los médicos sanitaristas, cirujanos, fisiólogos y bioquímicos que salen de España. Entre ellos, Santiago Ruesta Marco gran sanitarista, José María Bengoa pionero de la nutrición, y el fisiólogo Augusto Pi Suñer quienes hicieron de este país su segunda patria y contribuyeron a su desarrollo y progreso.

Cuál era la visión de país de estos médicos? Una población sana, libre de endemias, con un crecimiento demográfico sostenido, capaz de asumir los retos que conducen al progreso de un país. Un país enfermo no puede progresar.

Cuáles fueron los cambios poblacionales entre el 36 y el 41? Según Julio Páez Celis, reconocido demógrafo, la esperanza de vida aumentó de 38 a 43 años, un año por año; la población aumentó en casi 500 mil personas, como consecuencia de la disminución de la mortalidad general de 30 a 21 por mil habitantes, reflejo inicial de las campañas contra las endemias y el saneamiento ambiental. Sin embargo, todavía habría que esperar varias décadas para apreciar los grandes cambios y la consolidación de las instituciones que comenzaron en 1936.

Ante la sistemática destrucción de las instituciones por este gobierno, los que seguimos trabajando en este país, sin rendirnos, somos en este momento los héroes civiles de Venezuela.

Muchas gracias a todos por estar aquí.

Agradecimiento a mis asesores José Francisco y Edgardo Mondolfi Gudat, igualmente a Carlos Oteyza, Consuelo Andara, Gaby Vera de Parra, Omaira Gollo y Eleazar H. Parra Vera por su colaboración.

Yaritza Sifontes: Ha sido un placer y un honor escuchar a la Doctora López, pasearse por distintas generaciones, debe ser así para sus familiares, pero también lo es para quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar con ella. Sucede que en la actualidad, si de algo estamos necesitados es del rescate de la memoria colectiva, que se ha ido perdiendo. Es motivador conocer que en una época en la que era impensable el internet, el correo electrónico y la globalización, así como todos los medios y recursos que hoy en día nos hacen la vida más fácil, pero que pensamos que sin ellos no podemos vivir, existieran personas tan capaces y brillantes, seres visionarios, que lejos de quedarse en la queja y preocuparse, se ocuparon y accionaron sus mecanismos para que por ejemplo alcanzáramos la esperanza de vida actual. Sin lo que, probablemente por selección natural hubiésemos perdido oportunidades.

La época comentada por la Dra. López se caracterizó por al menos cuatro grandes iniciativas: la atención materno infantil, incluidas las estaciones de leche en el interior del país; la educación sanitaria a la comunidad centrada en los niños; la higiene pública que incluía la alimentación del escolar y el abastecimiento del agua y por último la formación en el exterior de recursos humanos especializados. En ese tiempo primero con Eleazar López Contreras al frente de la nación, con Ministros de Sanidad de la talla de Enrique Tejera, Honorio Sigala y Julio García Álvarez y luego con Isaías Medina Angarita y de Ministro de Salud Félix Lairet, se logró la creación del Instituto de Higiene, el Instituto de Puericultura y la Escuela de Enfermería, en un país diezmado por las enfermedades infectocontagiosas; también fue la época de las comadronas, de la sanidad rural ejercida por primera vez por médicos venezolanos, del surgimiento de los comedores escolares y de los dispensarios y los grandes hospitales generales de Valencia y Barquisimeto, así como del Proyecto del Hospital Universitario de Caracas, lo que además coincidió con la reglamentación del ejercicio de la medicina. Fue el periodo en el cual, quien tenía que investigar, investigaba, y el que tenía que administrar, administraba. En fin los gerentes de aquella época se ocuparon de las enfermedades emergentes, la malaria y el paludismo que estaban acabando con la población, de manera peculiar cabe resaltar que también se preocuparon por el abastecimiento del agua. Resulta que nosotros nunca pensamos, y seguramente quienes nos precedieron tampoco, que en este momento tendríamos que preocuparnos por el agua. En la actualidad muchos de nuestros problemas tienen que ver, justamente con el abastecimiento de agua. Me permití tomar unos pocos minutos y hacer este paréntesis para poder introducir la transición entre ambos momentos históricos y en cuyas características profundizarán los tres comentaristas de lujo que tendremos.

A continuación, escucharemos a Edgardo Mondolfi, Licenciado en Letras, con Máster en Estudios Internacionales y Doctorado en Historia, Miembro de la Academia Nacional de la Historia, y Profesor en la Escuela de Estudios Liberales en la Universidad Metropolitana, quien disertará sobre la Importancia histórica del momento y los cambios. Seguidamente, la intervención de Susana Raffali Arismendi, Licenciada en Nutrición de la Universidad Central de Venezuela, con Postgrado en Seguridad Alimentaria del Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, Especialista en Gestión de Riesgo de Desastres y Emergencias Humanitarias de la Universidad Complutense de Madrid y del Fondo Internacional de la Cruz Roja, además colaboradora de la Fundación Bengoa, quien hablará sobre las diferencias y similitudes entre los dos momentos históricos. La tercera comentarista es Maritza Landaeta-Jiménez, Médico de la Universidad Central de Venezuela, con Máster en Planificación Alimentaria y Nutricional. Director de la Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición y miembro correspondiente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, editora de la revista especializada en el área de alimentación y nutrición Anales Venezolanos de Nutrición, quien centrará su intervención en la labor de estos médicos sanitaristas que tuvieron muy presente la importancia de atender de manera integral la salud y nutrición de la madre y el niño.

Edgardo Mondolfi Gudat: Buenas tardes a todos. Creo que lo más importante del compromiso de esta tarde es el de ser breves en beneficio de que podamos participar los miembros del coloquio y que al final, intervenga también el público presente.

Mi agradecimiento a la Fundación Bengoa. Es un honor estar aquí, en la que también es la casa del presidente Rómulo Betancourt y sede de la Fundación homónima. Me acompaña mi familia inmediata, mi suegra, esposa e hijos; mis amigos entrañables Carlos Oteyza y su señora Caroline, y los familiares del general Eleazar López Contreras, en especial la doctora Mercedes López de Blanco, a quien agradezco la amable invitación a fin de que yo pudiera hacer algunos comentarios, a propósito del año 36, en el marco de este coloquio al cual se le ha dado por nombre «los héroes médicos del 36».

Lo primero que llama la atención, después de haber escuchado a la doctora López durante 20 minutos es lo exageradamente modesta que fue. Habló vaga y hasta esquivamente del «Presidente de la República», pero no del general López Contreras, a quien apenas mencionó por su nombre en un solo momento. Pero de eso me voy a hacer cargo yo. Quiero aclarar que no tengo nada en contra de llamar «héroes» a estos médicos debido a lo hazañosa que fue su labor. Sin embargo, lo que ocurre, a mi juicio, es que la palabra «héroe» remite muchas veces a la acción individual; en cambio, en este caso, precisamente durante la gestión de López Contreras, la cual arranca azarosamente a partir de diciembre del año 35, el trabajo sanitario habrá de verse concebido dentro de un marco institucional. Me refiero con ello a una serie de políticas públicas que, en algunos casos, apenas figuran insinuadas pero, en otros, se hallan claramente explicitadas dentro del llamado «Programa de Febrero» al cual la doctora López hizo referencia.

Me quiero detener en la parte que a mí me compete, aun cuando no sea sanitarista ni experto en nutrición. Vengo de cuarteles muy distintos, pero siempre he sentido particular interés por la coyuntura del año 36 al 41, que es precisamente la etapa que corresponde a la Presidencia de López Contreras.

¿Qué es lo primero que llama la atención acerca del «Programa de Febrero» cuando uno lo lee?. Yo diría que el sentido de modernidad que está expresado en él. Porque es un plan de gobierno centrado en la participación del Estado en labores asistenciales y que, de manera incipiente, preanuncia lo que, a la larga, será la presencia tan céntrica que, para bien y para mal, habrá de cobrar el Estado ante la sociedad venezolana. Cuando lo digo, lo hago debido a la importancia de reparar y hablar de los signos de los tiempos, es decir, de la idea del Estado como regulador de la anarquía económica, la cual no solamente estará muy presente en la experiencia soviética sino que lo estará en la experiencia muy contemporánea del fascismo italiano, pero también del Laborismo británico e inclusive, en la experiencia norteamericana, es decir, de la política del New Deal de Franklin Delano Roosevelt. De hecho, si se piensa tanto en la versión anglosajona de lo que significara esa idea del Welfare State (Estado Benefactor) como en algunas de sus modalidades europeas contemporáneas, evidentemente existe allí, en cierta forma, la política que nos propusimos emular en los países de América Latina, comenzando por lo que iba a significar esa acción notablemente expansiva del Estado y del gasto público. Uno de los economistas que propone tal modelo es precisamente el británico John Maynard Keynes a quien, de hecho, se le conoce por antonomasia por todo cuanto habría de significar el «modelo keynesiano» en la conducción de la economía por parte del Estado y como motor central de la misma. Creo que es muy importante tener en cuenta el planteamiento anterior dado que, más allá de lo hazañoso, más allá de la buena formación recibida por la mayor parte de estos médicos venezolanos en Europa, resalta el hecho de que se insertaran en lo que fue una política de tipo institucional estimulada por el gobierno de López Contreras. Otro elemento técnico fundamental, que requiere mayores exploraciones y que considero que ayuda a explicar el éxito de la política sanitaria del propio gobierno de López, fue la llamada «Política de la Buena Vecindad» promovida por el gobierno de F. D. Roosevelt, la cual permitió-y presupuso- una importante cooperación, sobre todo, técnica, en materia sanitaria, por parte de los EE.UU.

El otro dato que no hay que perder de vista para entender el impulso que tuvo esta coyuntura, a partir del 36, lo mencionó ya la doctora López, pero resulta muy importante enfatizarlo. Me refiero a lo que se llamó la «Conferencia de Directores en Salud Pública» que tuvo lugar en Washington, justamente durante el año 36, y de la cual se derivaron una serie de importantes recomendaciones para la contratación de expertos y técnicos en salud. Evidentemente, eso fue una experiencia tomada muy al pie de la letra en lo que al gobierno de López se refiere, especialmente por parte de Arnoldo Gabaldón quien fue la voz venezolana durante esa conferencia y, como resultado de ello, portador de las propuestas (convertidas luego en logros institucionales)que serían notables en materia de salud pública durante el quinquenio de López.

Si bien varios de los logros de ese quinquenio fueron mencionados por la doctora López enfatizaré en la idea de lo que significó separar el Ministerio de Agricultura del Ministerio de Sanidad y que, por tanto, éste pasará a convertirse en Ministerio de Sanidad y Asistencia Social; insisto mucho en ello por lo importante de esta lectura que estamos haciendo del Estado como elemento motor de la política impulsada por López Contreras, especialmente en lo que se refiere al concepto de «asistencia social» y, sobre todo, a la hora de definir al nuevo Ministerio que separaba de una vez por todas la cría de vacas y el cultivo de sorgo, del paludismo y la malaria.

Antes de terminar quisiera llamar brevemente la atención acerca de dos detalles del «Programa de Febrero» en la parte que estrictamente se refiere a la salud pública y donde, por primera vez, no sólo se propone el combate contra las principales enfermedades a través de una estructura institucional permanente sino que se las define como «enfermedades sociales» es decir, que exigen la modificación del entorno. Esto explica entonces la vinculación de esa política sanitaria con otras políticas sociales conexas, en la medida en que debía entenderse que era necesario el saneamiento del entorno, la modificación de hábitos y la promoción de campañas de concientización a través de una acción dirigida por el Estado a fin de controlar y erradicar tales enfermedades.

El otro detalle que quiero mencionar tampoco resulta menor al hablar del «Programa de Febrero». Aprovecho entonces para detenerme en este segundo punto y señalar que si también existe algo novedoso en el «Programa de Febrero» es la forma como éste se desentiende o, al menos, modifica algunas de las premisas del discurso positivista que aún campeaba por sus fueros. Si bien el Programa en cuestión le rinde honores explícitamente a la vieja tesis liberal, la cual consistía en el estímulo a la inmigración como forma de solventar el despoblamiento del territorio, ello se combinaba a la vez con lo que se anunciaba ya, dentro del mismo Programa, como «una política de cuido de la población existente». En pocas palabras, este postulado programático parecía relativizar la carga determinista que había llevado a privilegiar el influjo de sangre importada por encima de cualquier otra consideración. Ya para comenzar, pareciera haber aquí una mejor valoración de lo propio frente al peso con que el determinismo (en términos sociológicos) había condicionado hasta entonces la interpretación de la realidad venezolana.

Para concluir sencillamente quiero dejar subrayado lo siguiente: la política promovida por el gobierno de López Contreras en materia sanitaria, y con el apoyo de tan valioso elenco de sanitaristas al cual se ha hecho referencia, no fue un acto de simple voluntarismo ni de inspiración providencial. Fue la convicción que se tuvo acerca de lo que significaba instrumentar una serie de políticas públicas que cobrarán sobre todo perdurabilidad en el tiempo, como efectivamente la tuvieron en muchos sentidos. Y para terminar, lo siguiente: tal vez convenga insistir, una y otra vez, en que la República se construye sobre la base de continuidades y no de espasmos. Muchas gracias.

Susana Raffali: Buenas tardes. Quería agradecerle a Checheta, la iniciativa de invitarme, a la Fundación Bengoa, a Yaritza y Maritza, siempre acompañándome en todo. Desde que se abrió como Fundación Cavendes y todavía ahora, la Fundación Bengoa ha sido la casa de todos las nutricionistas, por eso aquí estoy.

Cuando Checheta me llamó y me preguntó si quería participar, yo dije que sí, pero luego me pregunté, ¿seguro que soy yo?, entonces confirmé preguntándole: Checheta, ¿tú te acuerdas que yo no soy médico?. Yo pensé que esto era un evento de médicos, al que definitivamente vendría como público, Entendí entonces que la idea al invitarme era, no un tema de oficio o disciplina: no importa la disciplina, ni tampoco la edad, la vocación, la profesión desde la que se quiere y se trabaja por una Venezuela mejor. Yo creo que entre Checheta y yo habrá ¿30?años, y ella es médico y yo soy nutricionista, pero lo que cuenta es que somos venezolanas las dos y a las dos nos duele y nos importa este país igual. Por eso estoy aquí acompañándola, haciendo un aporte a esta historia tan notable, de gente tan notable del país.

A mí se me ocurrió que quizá el valor añadido que yo podía traer a este foro, era en tres sentidos. El primero era descubrir ¿Qué pasaba en el planeta durante ese quinquenio del 36 al 41? .En ese momento cuando Venezuela se dedicaba a estas cosas, en manos de esos protagonistas y esos médicos, ¿qué pasaba en el resto del mundo?. El segundo sentido era preguntarme y compartir, que pasaba en esos años del 36 en el ámbito de trabajo en el que ahora me desempeño: la acción humanitaria. El tercer sentido era comentar las principales diferencias que yo encuentro entre esa situación de antes, y esta situación de ahora. Con esto lo que quisiera es facilitar un intercambio de dos vías, descubriendo lo que ahora tenemos que aprender de aquel tiempo del 36 y sus protagonistas, y preguntándome cuán lejos hubiesen podido llegar esos héroes y heroínas si tuvieran los recursos que la humanidad tiene ahora.

Encontré que, en el año 35-36, en términos de nutrición en América Latina, Venezuela era bastante consistente con el interés de todos los países de describir la situación del deterioro nutricional, consecuencia de la desigualdad social. Se estaban comenzando entonces estudios a nivel poblacional, con encuestas, de cómo se alimentaban esos sectores populares: los llamaban, «estudios de la alimentación popular», orientados a encontrar causas y soluciones a esos déficits nutricionales que derivaban de la desigualdad social. Pero también, en ese momento, se estaban comenzando a describir las consecuencias nutricionales que podían tener las enfermedades endémicas y la falta de acceso a servicios sanitarios, como los describió Checheta. Un país rural de 4 millones de personas, sin agua, con mosquitos, con enfermedades infecciosas que desencadenaban o hacían peor los problemas nutricionales. Enfrentábamos entonces las dos situaciones: la desnutrición por falta de acceso a servicios y enfermedad, y la desnutrición resultante de la desigualdad social. En ese momento, comenzaba también en América Latina la fundación de los estudios de nutrición, cosa a la que nosotros llegamos un poco más tarde. Los estudios de la «nutrología» como se llamó en ese momento, comenzaron en México y Argentina. Nosotros fundamos la Escuela de Nutrición ya hacia 1950.

En el resto del mundo estaban ocurriendo otras cosas diferentes. Por ejemplo, ese quinquenio, entre el 36 y el 41, fue la era de las vitaminas. Mientras el gran énfasis en el país se estaba poniendo en entender la mala nutrición resultante de la desigualdad o de las enfermedades infecciosas, en Estados Unidos se estaba descubriendo la Vitamina A, el Ácido Pantoténico, se estaban aislando los aminoácidos y comenzaba la producción de vitaminas sintéticas. Por otra parte, en Estados Unidos, como no tenían desnutrición propia que estudiar, su gran interés se enfocó en estudiar también las formas más graves de desnutrición que ocurrían entonces en África. Es por ésto que, en el año 36, se describe por primera vez el Kwashiorkor como patología. El Kwashiorkor es esa forma de desnutrición muy severa, que no es la del niño o la niña muy delgada, sino el niño hinchado de agua, por falta de proteína a causa de la desnutrición aguda severa. Fue en ese año 35 que, Margaret Mead, antropóloga que estudiaba esto en África, explicó porque a ese tipo de dolencia en los niños se la llamaba «kwashiorkor: ella descubrió que eso quería decir en el idioma swahili «la enfermedad del primer niño cuando nace el segundo», es decir, eso que le pasa al primer niño que queda un poco abandonado, porque nace uno segundo, más pequeño, para el que se prioriza la poca comida y posibilidad de cuidados en el hogar. Esto fue un hito importantísimo. Margaret Mead, entonces, en el 35, usó por primera vez para la denominación de una patología médica-nutricional, un término humano que ya implicaba la etiología social de la carencia.

Por su parte, en esos años entre el 30 y el 40, Europa pasaba dos grandes hambrunas. En el año 32, la hambruna de Ucrania, denominada con el término ucraniano «Holodomor» que significa «matar de hambre a un pueblo». En el año 36 mismo, se tiene la primera hambruna en España, producto de la guerra civil española. Esa hambruna del año 36 en España, sucedió porque la guerra dejó a España dividida en dos, y la parte donde se producían los cereales quedó inaccesible a la otra mitad del país.

Luego vino la hambruna española entre el 39 y 40, que fue la «hambruna de Franco». Esta hambruna «franquista» se debió a una política de «autarquía», que fue la obsesión de Franco: que en España solo se comiera lo que España estaba en capacidad de producir. Era el germen de lo que ahora hemos mal llamado aquí «soberanía alimentaria» haciendo mal uso de las implicaciones de lo que es o no soberano. Esta autarquía condujo a que pronto, lo producido por una España empobrecida, no fuera suficiente y comenzara una gran escasez. Franco impuso entonces un sistema de cuotas, no solamente en la producción, sino de confiscación de alimentos y de mano de obra, primero para alimentar a sus tropas, y segundo para llevar alimentos a lugares donde era estratégico contener el conflicto social. Esto lo hizo a través de comités militares de abastecimiento. El tercer crimen alimentario de Franco fue el de propiciar (y apoyar solapadamente) el contrabando de los bienes que eran escasos. Fue la primera vez que un país se tipificó el contrabando como delito: se lo llamó «estraperlo». El pequeño estraperlo tipificaba lo que hacían pequeños comerciantes con los bienes escasos: obtener estas mercancías en volumen y revenderlas a cinco o diez veces lo que vale. Ese pequeño estraperlista es nuestro «bachaquero» de ahora y era el que, usualmente, pagaba el peso de la justicia que el Estado Franquista necesitaba mostrar en disimulo. El gran estraperlo, por su parte, era el que ejercía el propio dictador Franco, premiando a su fuerza armada con el control de grandes volúmenes de bienes alimentarios para garantizar su lealtad. Eso pasó entonces allá y aquí, ahora, 75 años después.

Ya en el año 42-43, cuando se terminaba el quinquenio de los héroes médicos aquí, hubo la peor hambruna que ha tenido el planeta, fue la hambruna en Leningrado, la «hambruna de Rusia», durante la que llegaron a morir por hambre 25 mil personas al día. Las causas de esta hambruna de Rusia, así como la de Franco en España o la de Ucrania, no fueron un desastre natural, sino fueron lo que se llama «hambruna facilitada» o «hambruna subvencionada» por los propios estados. Son comunes a todas estas hambrunas, las mismas causas: la colectivización de los medios de producción, el control absoluto de la producción agrícola, la imposición de cuotas a la producción, el control exacerbado de precios, y el empeño del gobierno de no mostrar lo que estaba pasando. Hoy Venezuela, 75 años después que Europa ya no se permite eso, genera un crimen alimentario todavía no de esas proporciones, pero si originado en las mismas causas.

En el ámbito de la acción humanitaria, aunque la fundación de la Cruz Roja data de mucho antes, es a raíz de la Segunda Guerra Mundial que se fundan las organizaciones humanitarias impulsadas por la sociedad civil. El mejor ejemplo que puedo dar, es el de ésa organización con la que he trabajado como personal humanitario los últimos 10 años, Oxfam Internacional. Nació Oxfam como «Comité de Lucha Contra la Hambruna de la Universidad de Oxford», en Inglaterra. Ese comité lo fundaron las esposas de los profesores de la prestigiosa Universidad, a partir de lo que recogían y vendían en tiendas de segunda mano que todavía existen. Con lo que recolectaba preparaban cajas de alimentos que enviaban a los países más afectados por la guerra. En ese quinquenio del 36, el manejo humanitario de las crisis alimentarias tenía un enfoque de «lo primero, alimentos», que todavía ahora se usa y que hace mucho daño. Verdaderamente en los últimos quince años, le hemos dado un vuelco a eso y estamos tratando de utilizar, en lugar de alimentos, una asistencia alimentaria tipo cupón, como un cestaticket, de manera que la persona afectada por las emergencias se mueva y compre lo que quiera, por autodeterminación. Hoy en Venezuela, los cestaticket poco alcanzan y se usan por las personas más vulnerables y, al parecer, estamos regresando a ese enfoque en desuso de usar las «bolsas de alimentos».

Yo traía esta historia de lo humanitario sobre la mesa, porque en ese año 39 cuando nacen estas organizaciones humanitarias para mitigar los daños de la guerra, no había precedentes en la historia de que fuera la sociedad civil la que se organizara para llevar asistencia a la hambruna, en crisis creadas por un Estado sin voluntad política para resolver problema, sino más bien para generarlo. Eso es lo que nos está pasando ahora. Es insólito que el gobierno actual decrete una emergencia que él mismo creó y, ante esta situación, es la sociedad civil y su organización la que está ayudando a que esto no colapse del todo.

Ya para terminar, quería mencionar, al menos, tres cosas que yo encuentro notablemente diferentes entre ese quinquenio de los héroes y heroínas del 36, y la actualidad, tal y como nos está tocando a nosotros, los nutricionistas, los médicos, los humanitarios de ahora.

La primera, o quizá hubiera podido ser la última, pero yo la voy a poner de primera por dignidad y por responsabilidad histórica. La primera es que ahora somos un poco más «feministas». Para muchos aquí, espero, habrá saltado a la vista de la presentación de Checheta que, en todo momento, se habló de héroes, y que la mayoría de ellos, con la excepción de la Dra. Lya Imber, fueron hombres. En ese momento, en el 36 ¿dónde estaban y que hacían las mujeres latinoamericanas?. Se las mencionaba como ecónomas urbanas, y a las nutricionistas, por ejemplo en el emblemático INCAP, en Guatemala, se las llamaba «señoritas» y no licenciadas o doctoras, independientemente de su estado civil. Vivimos una gran diferencia y todo esto cambió para bien. Para muestra debo, primero, el respeto a dos mujeres hacedoras de ciencia de la nutrición en este país y que están en la sala, Checheta y Maritza, pero también el debido respeto y reconocimiento a la Dra. Lya Imber como pionera del camino que más tarde seguirían muchas mujeres, fue la primera mujer médica en esa época retratada por Checheta hoy.

La otra gran diferencia que quiero resaltar entre el 36 y ahora es que antes se trabajaba con un enfoque puesto en «satisfacer necesidades» por la vía de la beneficencia pública y la caridad. Ahora, la caridad tiene aún espacio, pero se está trabajando más desde un enfoque de «Derechos Humanos». Es decir, se hizo un salto sustancial, desde solo llenar necesidades básicas, hacia proteger, realizar y respetar un derecho humano. La primera y principal diferencia entre el enfoque de necesidades, y el de derechos, es que «a caballo regalado no se le mira colmillo». Cuando por un acto de beneficencia y caridad se busca satisfacer una necesidad, no se norma y no se exige, se está bien con llegar hasta donde se pueda. Mientras que en el cumplimiento de un derecho humano si se norma y se establece un deber. Cuando estamos trabajando como héroes y heroínas desde un enfoque de «derecho a la salud y la nutrición, tenemos qué comprometernos como garantes, o exigir como titulares de derecho, el cumplimiento de estándares mínimos del derecho en cuestión. Cuando se trabaja por y desde los derechos humanos, además, se entiende que los derechos son indivisibles: no me pueden decir que, como estoy garantizando un poquito el derecho a la vivienda y tienes una casa digna, ahora no me quedaron recursos para cumplir con la alimentación. Trabajar desde el enfoque del derecho humano, además, implica resolver las causas que vulneran los derechos y no solo aliviar el daño cuando no se cumplen. Desde este enfoque, por ejemplo, no basta que te dejen una bolsa de comida a tu casa para garantizar y proteger tu derecho a la alimentación.

La tercera gran diferencia que apunto entre el 36 y ahora es la globalización. Entonces trabajábamos más en nuestras propias «cápsulas», mientras que ahora estamos más a merced de lo que está pasando en el mundo por la globalización. Es posible que hoy, en cuestión de horas, un alimento o una epidemia o el remedio para eso, salte de un continente a otro. Lo mismo sucede con los problemas. Una guerra en medio oriente impacta la seguridad alimentaria en Venezuela si afecta los precios mundiales del petróleo. La última hambruna que yo viví en el Occidente de Guatemala, se originó por una disminución de los precios del café en Brasil.

Para terminar, quería compartir, cómo estas reflexiones, me han dejado esperanzas, pero también miedos y a pesar de saber que no estamos aquí para hablar de la desesperanza ¿verdad? sino todo lo contrario. Miedo y zozobra solo me da ver a nuestra Venezuela de ahora enfrentando problemas que ya en el 36 comenzábamos a dejar atrás, no solo nosotros, sino el planeta todo: no puede ser que 80 años después estemos viendo incrementarse la malaria o tengamos estos problemas de acceso al agua. Da zozobra decir que estamos enfrentando problemas que ya enfrentamos nosotros, y que la humanidad comenzó a superar hace 80 años. Da zozobra pensar que, con toda esa mística, excelencia, e inspiración con la que los héroes y heroínas del 36 crearon un país, se pudiera hoy estar mucho mejor y haber llegado más lejos en términos de bienestar. Duele el retroceso y la destrucción del país, y duele mucho.

Sin embargo, sé que ese mismo potencial del 36 lo seguimos teniendo, y tenemos aún las capacidades de esa institucionalidad que entonces creamos. El diseño de lo que fuimos capaces está dentro de nosotros. Ahí está la esperanza. Yo creo que, 80 años después, el mundo terminará el 2016 con tres mujeres dirigiendo cuatro potencias: Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Naciones Unidas. Terminaremos el 2016 con los recursos que la globalización ha puesto al alcance de nuestras manos. Y ojalá en Venezuela terminaremos el 2016 reconociendo los errores políticos que hemos cometido, sanando los daños que esto causó, e iniciando un cambio. Pero pienso que lo más valioso que tenemos en este momento es la inspiración intacta que nos quedó de nuestros mejores momentos, y que dejaron como ejemplo para nosotros héroes y heroínas que aquí siguen con nosotros en lo social, en lo político, en lo militar, en lo médico, héroes y heroínas como aquellos grandes de la Venezuela de 1936.

Edgardo Mondolfi Gudat: Quería compartir con la Dra. Rafalli esa inquietud en torno al pasado como proyecto, a propósito de que un colega historiador, ante la rendida admiración de Chávez por el pasado, expresó lo siguiente: «llegó un momento que la admiración de Chávez por el pasado era tan grande que solamente le faltaba admirar el paludismo; era lo único que le faltaba para terminar de completar la admiración». Así sería esa añoranza por el pasado que el paludismo lo tenemos de nuevo en la casa.

Maritza Landaeta-Jiménez: En este compartir con Checheta otro de sus logros, queremos agradecerle esta invitación.

Uno de los aprendizajes de la experiencia de estos insignes venezolanos en 1936, fue el reconocimiento al mérito académico y a las capacidades, para seleccionar con gran acierto a los mejores en cada una de sus especialidades, así como también, el respeto mutuo que en todo momento estuvo presente en la toma de decisiones. En segundo lugar fue la creación de una serie de instituciones que dieron solidez a las acciones emprendidas, muchas de las cuales permanecen aún y, algunas se han transformado con el correr de los años. Junto a las instituciones se creó la cultura muy importante de la permanencia en las instituciones, que sin lugar a dudas, permitió desarrollar los programas bajo una dirección que se consolidó a través del tiempo. Esta forma de la gerencia pública, forma parte de las añoranzas de un presente caracterizado por la destrucción de la institucionalidad, la abolición de la meritocracia en la dirección de la política de salud y por la improvisación en la ejecución de programas que no obedecen a un plan de salud armónico.

Pero no sólo en salud se ha producido esta destrucción, sino que se ha dañado toda la institucionalidad del país. Cuando la Unesco dice que Venezuela, está libre de analfabetismo y tenemos uno de los mejores niveles educativos, apoyado en las estadísticas gubernamentales, es triste constatar que en una comunidad rural en Apure encontramos 7% de analfabetas. Nuestros docentes señalan como ha disminuido la formación de los muchachos en primaria, secundaria y en la universidad, por falta de recursos de todo tipo y por un populismo dañino, que a través, de misiones entrega títulos, pero no forma y mucho menos educa.

Sin salud y nutrición no puede haber desarrollo. Esta máxima estuvo presente entre las grandes medidas de 1936, es así que dos de sus propuestas tienen que ver con la atención a la madre y el niño y la alimentación, en especial al niño en sus primeros años de vida. Estas iniciativas que surgieron en Venezuela, implementadas con éxito, pero a veces, no bien valoradas en nuestro país. Por ej, la estrategia de los 1000 días propuesta por la OMS, no es más que la política de atención a la madre y el niño en los primeros dos años, esta fue una de las medidas que dos destacados pediatras Gustavo Machado y Pastor Oropeza, emprendieron en todo el país. Esta medida permitió bajar la mortalidad materna y la mortalidad infantil. Con su visión de fortalecer la atención a la madre y al niño, crean instituciones como el hospital José Miguel de los Ríos, el consejo venezolano del niño, las casas cunas y el programa de atención materno infantil en toda la red pública de atención en salud.

En nuestro país, existe una tendencia a desconocer muchos de los logros, pasa en varias disciplinas, pero en el área de la salud son muchos los ejemplos de iniciativas que surgen en Venezuela, pero a veces nos enteramos cuando han sido exitosas en otros países o cuando lo declara algún organismo internacional.

Por ejemplo en el tema de las grasas, mi profesor en el Instituto de Medicina Experimental, en la Cátedra de Lipidología de la Universidad Central de Venezuela y Presidente de la Fundación Bengoa, el doctor Virgilio Bosch, permanentemente ha dicho que «el problema de las hipercolesterolemias y de la obesidad no eran las grasas, sino que más bien radicaba en el exceso de carbohidratos». El año pasado las Guías de Alimentación Americanas, luego de la revisión de varios metanálisis, el comité de experto concluyó que fue un error colocar en la base de la pirámide los carbohidratos, que las grasas buenas pueden consumirse sin problemas, pero que hay que bajar el consumo de carbohidratos, que está causando serios problemas de salud y son responsables de la epidemia de diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares. El Dr. Bosch desde hace muchos años sostiene que hay que comer grasas buenas, que son indispensables para el funcionamiento del organismo y que comer huevo no hace daño, que su proteína y ácidos grasos son saludables.

Otro ejemplo que relatar, fue en el taller precongreso de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición en Caracas en 1995, el grupo de Venezuela presidido por la doctora López y todos los integrantes del grupo de crecimiento y desarrollo, presentamos un nuevo enfoque para evaluar el estado nutricional en nuestros países, en el cual se consideraba la variabilidad de la talla y no sólo el peso en el diagnóstico nutricional. Esa propuesta fue criticada y se desechó por extraña, pero en Venezuela se está utilizando desde hace muchos años, pues en nuestro país, el Dr. Méndez Castellano y la Dra. López junto a su equipo, desde FUNDACREDESA, realizaron estudios tanto del crecimiento físico estático como dinámico, lo cual permitió caracterizar el perfil de crecimiento, maduración sexual y ósea del venezolano, cuyas publicaciones son referencias internacionales. Pero hace apenas cinco años la OMS, consideró que es necesario incorporar en el diagnóstico nutricional la variabilidad de la talla.

Atender a los niños abandonados y con problemas fue muy importante, se crea el Consejo Venezolano del Niño donde se le prestaba atención a la infancia abandonada y a la delincuencia infantil en los Centros de Protección Social a la Madre y al Niño, modelo de atención que incorpora a la familia en la rehabilitación. Cuántos problemas no se presentan actualmente cuando se separan los jóvenes de las familias y son recluidos en centros de atención que muchas veces se convierten en escuelas de vicios y transgresiones.

Ellos tuvieron la visión de la salud integral, se enfocaron en combatir las endemias que diezmaban a la población, las parasitosis, el saneamiento ambiental, fortalecieron la red de atención primaria donde se vacunaban, pesaban y median a los niños y se le daban las orientaciones sobre la alimentación. Se crea el Servicio Nacional de Puericultura adscrito a la Dirección de Salud Pública, dirigido por el Dr. Pastor Oropeza y el Instituto Nacional de Puericultura, dirigido en 1939 por el Dr. Ernesto Vizcarrondo, luego los servicios Materno Infantiles de los Cuidados Sanitarios, los Centros de Salud y las Estaciones de Puericultura que sustituyen a las Gota de Leche, que funcionaban como escuelas de Puericultura. Todas estas instituciones enmarcadas en un excelente plan de salud pública, incorporaban como parte de su función la transmisión de capacidades a todo el personal que allí trabajaba, constituyendo centros de formación y capacitación en servicio. Este conjunto de acciones perfectamente coordinadas y adaptadas a la realidad demográfica y social del país permitió el éxito alcanzado en la reducción de la mortalidad infantil.

Una de las acciones que merece especial atención, fue que en todo momento consideró primordial que todos los niños venezolanos tuvieran asegurada, después de terminar su lactancia materna, la disponibilidad de leche a través del programa materno infantil, para garantizarle su crecimiento y desarrollo integral.

También se crean los comedores populares, en los cuales las personas, con un pequeño pago adquirían una comida, con estos recursos los comedores se mantenían y al mismo tiempo se convirtieron en un ente dinamizador de la comunidad, porque allí participaba la señora que cocinaba y los productores de alimentos, es decir que el comedor generaba ingresos y trabajo en la comunidad.

Es de destacar la importancia que en la planificación del 36, se le dio a la familia, en el entendido, que esa acción se pudiera concretar en una mejor sociedad. No puede haber una buena sociedad si no hay una familia sana. Ellos trabajaron en el fortalecimiento de la familia, esto en la Venezuela actual debemos empezar a trabajar en la restitución de valores. En estos tiempos se ha incrementado la irresponsabilidad paterna, hay cantidad de madres adolescentes embarazadas y de madres viudas, como resultado de la inseguridad, víctimas de la cual mueren hombres jóvenes, dejando a las familias desamparadas.

En esa época, en el área de nutrición, se hicieron investigaciones, semejantes a las que se realizaron, fuera de nuestras fronteras. Sólo tres años después que Cecily Williams describiera en Ghana el kwashiorkor, Pastor Oropeza y Carlos Castillo en 1938 describieron en un trabajo la presencia de esos cuadros de niños desnutridos, que denominaron «Síndrome Pluricarencial Infantil».

En 1938, llega a Venezuela el Dr. José María Bengoa y lo envían como médico rural a la población de Sanare, allí el comienza a ver niños hinchados con lesiones de piel, que él pensaba que era por avitaminosis. Ante la duda, se traslada con estos niños a Barquisimeto para consultar al ilustre Pediatra, Dr. Zubillaga, quien ante su consulta le responde «no José María eso es hambre, es desnutrición». Refería el Dr. Bengoa que cuando llegaron las lluvias ya no pudo trasladar a los niños y decidió tratarlos en el centro junto con sus madres y así en la localidad de Sanare se funda el primer Centro de Recuperación Nutricional, que después cuando el Dr. Bengoa estuvo en la División de Nutrición de la OMS los difundió en África. También en esa época se publica el primer texto de Nutrición Social que se escribe en el medio Rural de Sanare en Venezuela.

Es importante destacar el papel que se le dio a la familia en la planificación de las acciones emprendidas en 1936, en el entendido, que no puede haber una sociedad sana sino hay una familia sana. Ellos trabajaron en el fortalecimiento de la familia, se crearon instituciones que apoyaron la participación de la familia y se incorporaron activamente en la atención integral de los niños y adolescentes. Estas son carencias, presentes en la sociedad venezolana, en las cuales es urgente comenzar a trabajar en la restitución de valores. En estos tiempos se ha incrementado la irresponsabilidad paterna, hay cantidad de madres adolescentes embarazadas y de madres viudas, como resultado de la inseguridad, víctimas de la cual mueren hombre jóvenes, dejando a las familias desamparadas. Por lo tanto, la familia, núcleo fundamental de toda sociedad requiere de una política pública, orientada a la reconstrucción del tejido social deteriorado.

En los actuales momentos están sucediendo situaciones muy interesantes, hay jóvenes comprometidos, investigando y trabajando con muchas limitaciones en nuestro país, mientras en otros países, hay jóvenes dejando muy en alto el gentilicio venezolano en distintas áreas del saber y preparándose para cuando les toque participar en la reconstrucción de la Venezuela próxima. Los venezolanos que están cosechando éxitos, fuera de nuestras fronteras, tal como en el año 36, nos llenan de optimismo, al saber que ellos junto a los que están aquí, van asumir el nuevo liderazgo en la etapa por venir.

En la Fundación Bengoa hemos disfrutado de una experiencia muy especial, contar en estos 16 años con un equipo directivo integrado por los doctores Virgilio Bosch en la Presidencia y Mercedes López en la Vicepresidencia, comprometidos con la salud y la alimentación de nuestra población infantil, adolescente y de adultos, los cuales, están sufriendo los embates de esta injusta e inaceptable crisis de subsistencia.

En nombre de la Fundación Bengoa, debo agradecerles a todos, el haber compartido con Checheta, tan gratos momentos, en compañía de sus hijos, nietos y familiares. Expresarles que nuestra institución tiene las puertas abiertas para todo el que quiera trabajar en la construcción de la Venezuela próxima. Estamos seguros que vamos a lograr ese nuevo país, con la ayuda de todos ustedes y de los venezolanos que dentro y fuera, trabajan por nuestra Venezuela. Gracias a todos en nombre de la Fundación Bengoa.

Yaritza Sifontes: Procederemos a dar inicio a los derechos de palabra, agradecería por favor, levantar la mano para registrarlos en orden y al realizar su intervención se identifiquen primero. Los familiares? los nietos?, bisnietos, quieren participar? Iniciamos con Manuel López.

Manuel López Contreras: Quiero hacer tres comentarios rápidos, regresando al 36. Mariano Picón Salas dijo, que Venezuela había entrado en el siglo XX del año 36 y creo que es una realidad. También quiero decir que es increíble la visión, lo que nos llevó al progreso y ahora estamos, todo lo contrario. Qué visión tuvo el General López Contreras con una formación netamente militar, pero muy autoformado y con grandes proyectos de escoger a los mejores. La mitad, primero, cuando él llega, recién muerto Gómez, a quien fue leal hasta el día de su muerte, ya de ahí pasa a desarrollar su proyecto, manda a soltar todos los presos civiles, incluyendo a su hijo, mi tío Eleazar, autoriza el ingreso de 40 mil exiliados en un país de más de 3 millones y medio de habitantes, la mitad de sus ministros son esos exiliados, o sea, aplicó el criterio, porque cuando los países progresan buscan gerentes profesionales y no gerencia política, y esto es lo que tenemos ahora. Lo otro que quería comentar es que hace seis o cinco años hubo una conferencia del recientemente fallecido, el Doctor Alberto Guinand, el habló sobre la creación de este Ministerio y nos dijo al final que la Liga de las Naciones antecesora de las Naciones Unidas había escogido el modelo del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social de Venezuela, como modelo para los países en desarrollo, eso era lo que quería comentar.

Edgardo Mondolfi Gudat: Recomiendo leer un ensayo de Diego Bautista Urbaneja que se titula «El Sistema Político Gomecista» porque, de alguna manera, desmiente lo dicho por Picón Salas al calor del año 36. Eso de que la modernidad se estrena a partir del año 36 no es tal cosa. Diego Bautista Urbaneja se refiere en cambio a lo que fue la creación incipientísima del Estado moderno durante el régimen de Gómez, tanto en materia de hacienda como en materia fiscal o militar; pero también a lo que significó para él, como politólogo, ver cómo esa modernización al servicio del personalismo gomecistano desanduvo su marcha una vez muerto Gómez, y es lo que de alguna manera explica, creo yo, lo que ocurre a partir del año 36. Esa modernidad no brotó de la nada; esa modernidad venía construyendo de alguna manera una dinámica silenciosa. Y esa sociedad venezolana que había ido creciendo durante la década de 1920 y hacia el final de los 30, es la que va a reclamar un cambio fundamentalmente distinto en la conducción del país. Quiero decírtelo porque esa frase de Picón, que es muy conocida, se repite mucho. Pero creo que Picón la pronunció al calor del hartazgo ante el gomecismo, ante el horror, ante el lado más tenebroso de Gómez. Sin embargo es claro que la continuidad que venía de antes evidentemente tuvo mucho empuje a partir del «Programa de Febrero», empuje a partir de lo que tú mismo estás diciendo que es muy cierto: el enrolamiento de un personal técnico calificado que en ese momento hizo toda una tesis acerca de lo que significaba la experticia técnica en materia de salubridad. Pero hago el comentario porque siempre que escucho la frase trato de ver cómo cito a Diego Bautista Urbaneja, trato siempre de aclarar esa confusión que existe en torno a la idea «genésica» del año 36. Por eso hablaba yo de la necesidad de prestarle atención a las continuidades cuando se trata del análisis del proceso histórico venezolano.

Yaritza Sifontes: Le damos la palabra a Carlos Oteyza

Carlos Oteyza: Para agregar, yo sí creo que en el 36 hubo una explosión; pero sí coincido contigo, evidentemente era un país que se estaba formando y no podía ser todo nuevo. Hace poco cuando pasamos del siglo XX al XXI todos creíamos que iba a pasar algo y no ha pasado absolutamente nada. Es decir, es la continuidad ¿no?. Pero yo sí creo que con López Contreras el país se abrió, es decir, se atrevió a hablar, a actuar; porque la gente tenía miedo y se acabó el miedo con López Contreras, y eso sería importantísimo avalarlo.

Edgardo Mondolfi: La diferencia entre la continuidad silenciosa y la explosión del país.

Carlos Oteyza: Que fue muy importante.

Edgardo Mondolfi Gudat: Claro.

Carlos Oteyza: Bueno, pero yo primero que todo me doy cuenta de que los que estamos hablando somos tres hombres en minoría. Y entre las mujeres que son mayoría, por eso es que queremos hablar. Yo quería, antes que todo, felicitar a Checheta, porque de verdad estoy encantado con la presentación de ella. Me parece que hacerle un homenaje a estos médicos a estos doctores viniendo de ustedes, es decir, de una doctora, de unos médicos, ya se está modelando el país que queremos. No es egoísmo, al revés, es reconocer desde nosotros mismos quienes han sido nuestros padres, quienes han sido nuestros fundadores de las técnicas de las ciencias que se maneja. El país ha sido tacaño en reconocer eso, es decir, qué tenemos los venezolanos, que somos muy amigueros, pero reconocer de dónde venimos ¿verdad? nos ha costado. Eso era lo primero que quería decir era felicitarlos a ti y a tu equipo, y hacer un reconocimiento a tu mismo gremio. Quizás, uno de los pocos puntos que tengo así, que me atrae, la presentación es formidable, quizás, había algo que a mí me llamó la atención y que Edgardo lo tocó: primero la presencia y la importancia de tu padre y entiendo que cuesta decirlo, y es lógico, pero era necesario, y es necesario decirlo, yo diría lo que hablamos de la importancia del Estado, que para entender al país, hay que entender la importancia que ha tenido el Estado y cómo en esa evolución del Estado ha ido opacando, digamos, a la sociedad, digamos, la encerró. ¿Por qué?. Por el tema que quizás no hablamos, y sería el único punto que yo diría: En qué contexto se dio esto?. En un contexto en que el petróleo comenzó a crecer en los años 20, había empezado a marcar el rumbo de la Venezuela de hoy. Y en ese Estado que crece en el año 30 y 36 se permite el NewDeal o sea las ideas donde el Estado tiene peso, gracias a que, el recurso económico viene del petróleo, y entonces el Estado tiene mucho peso, porque no le tiene que rendir cuentas a nadie. Es decir, Gómez, y bueno, López, y después Medina reciben el dinero, no del país, no de los agricultores pagando impuesto, no de los industriales, viene del petróleo. Y ese petróleo le permite al Estado hacer lo que no podía hacer antes. Qué pasa y cuál es la diferencia de ese Estado al de ahora?. Que ese Estado del 36, fue un Estado donde los servidores públicos cumplían con su misión, primero que todo, López y su equipo rendían cuentas. Había un presupuesto, tenemos 20 y gastamos 19, me explico?. Rendían cuentas. Es decir, y eso es lo que tienen que hacer con este petróleo, no tenerle miedo, sino, llegó el petróleo, usarlo como lo usaron. Qué pasa hoy en día, quién les rinde cuentas a quien. Es el mismo petróleo en este momento, pero no se le rinden cuentas a nadie, sino que lo quieren utilizar, como quieren, porque aquí ha habido un asalto al poder, esa es otra de las diferencias. Así como está el problema de las mujeres, hoy en día, que me parece buenísima la diferencia, y es verdad; cuando veíamos a unas enfermeras, y hoy en día vemos la presencia de la mujer, yo diría que el asalto de hoy en día es una gran diferencia con esa generación de doctores, de médicos, de políticos, que comprometidos, de servicio público y que hace la gran diferencia. Y ese homenaje que les estás dando, para mí y, creo que para todos en esta tarde, ha sido como un modelo a seguir en lo que cada uno de nosotros hace como profesional.

Yaritza Sifontes: Tiene la palabra Caridad

Caridad Alechine de Mussa: Gracias Checheta por la invitación. De verdad que he aprendido muchísimo. Mi enfoque es desde el punto de vista educativo. Realmente, siempre han sido los héroes militares. Agradecerte a ti que has tenido la iniciativa de tomar al civil como héroe ¿verdad?. Nuestra educación, no toma a los civiles como héroes, no les hace ese enfoque a los jóvenes de toda esa cantidad de seres humanos que han trabajado por Venezuela, no solamente en la parte de salud, en la parte de ingeniería, en la parte de arquitectura, en tantas otras cosas, desde el enfoque civil, desde todos los ciudadanos. Entonces un joven entra a estudiar en la universidad y no sabe quiénes fueron estos formadores de todo esto que estamos viviendo nosotros, no lo saben. Un joven, le enseñan matemáticas, le enseñan ciencias, pero no le enseñan quienes han sido esos médicos, quienes han sido todas esas personas que nos han traído hasta donde estamos ahorita. Ellos entran al bachillerato como una nube. No saben ni de dónde vienen, sino solamente el enfoque militar, Simón Bolívar y todos los demás. Pero esos héroes no los conocen, son héroes, no solamente desde el punto de vista médico, sino de tantas otras cosas, desde agricultores hasta tantas otras del enfoque civil que tenemos en Venezuela. Entonces, quizás tanto al historiador como al cineasta, como el cantante, es necesario enfocar y destacar ese aspecto civil de lo que es Venezuela. Ya pasó la época militar, ya eso pasó. Ya nosotros tenemos a Simón Bolívar, ya estamos hasta aquí de Simón Bolívar. Ahora somos nosotros, todos los que hemos hecho esta Venezuela, hasta ahora, hasta el enfoque por lo menos de mi generación, de los 60. Fuimos también arrematados porque estuvimos en la época en el momento. La cantidad de mujeres, precisamente avasallantes estudiantes de la Universidad Central, eso era impresionante en los años 60, la cantidad de chicas estudiando en la universidad. Entonces, eso es lo que hay que destacar, quizás, este bueno, eso de los historiadores. Ya toda esa gente pasó, ahora es otro momento, ahora hay que destacar precisamente a los héroes civiles.

Edgardo Mondolfi Gudat: Un comentario sobre lo que está diciendo Caridad, que me parece muy importante. Yo no lo había pensado cuando empecé a hablar del título que le puso la doctora López de Blanco. Héroes civiles, que ciertamente pareciera una contradicción entre héroes, la heroicidad y la civilidad ¿no?. Entiendo lo que estás diciendo, pero te voy a decir algo que puede darte esperanzas. Todo ese culto de la historiografía militar está muy dejada atrás, por parte de las últimas cuatro o cinco generaciones de historiadores. Es decir, si uno revisa, digamos, los aportes a las contribuciones que Venezuela está haciendo actualmente, fundamentalmente versan sobre el mundo civil, y sobre lo que significa la sociedad como construcción colectiva. Creo que eso, tarde o temprano, va a enriquecer y modificar los programas de enseñanza, es decir, ese énfasis en lo civil, en lo colectivo, en las continuidades, en los procesos, más que en los espasmos, más que en las heroicidades militares, o más que en lo providencial. También soy optimista, como decía Rafalli: yo soy optimista en cierto sentido respecto al porvenir y comparto un optimismo frente a la responsabilidad que tienen los historiadores de poner el énfasis en lo que ha significado la musculatura ciudadana, o a favor del civilismo, para entender buena parte de lo que fue la construcción de la sociedad venezolana en tiempos no tan lejanos.

Caridad Alechine de Mussa: Pero yo se lo digo, quizás desde el punto de vista más concreto, directamente en la educación de jóvenes. Por lo menos a un chico al que le están dando ciencias, qué es lo primero que tiene que estudiar, averiguar, quiénes son los científicos de su país, quiénes son los destacados, que tenemos, gracias a Dios, muchísimos en Venezuela, al del bisturí lo tocan apenitas (cometarios varios). Exactamente, entonces, hay que mostrar otro enfoque. Primero, un tema de investigación quiénes son los científicos en Venezuela, quiénes son los médicos, o sea, ese tipo de cosas, para que, empaparlos, para empoderarlos de lo que son sus valores venezolanos.

Edgardo Mondolfi Gudat: Claro. Empecemos por dejar atrás esta coyuntura tan confusa y que los centros de atención médica, en vez de llevar nombres ajenos a nuestras tradiciones lleven el de nuestros propios médicos y sanitaristas de mayor recordación y relieve que, por cierto, tenemos en abundancia.

Yaritza Sifontes: Vamos a continuar con el derecho de palabra de la Doctora Nataly Chacón.

Nataly Chacón: Buenas tardes. soy profesora de Medicina Tropical, del 4to año de Medicina en la UCV. Quería hablar en nombre de los héroes anónimos, educadores de hoy en día, los profesores universitarios tan mal pagados. Pero también para no dejar en el ambiente, porque como tropicalista no puedo callarme, es que ni en el 36 ni en el ahora, las únicas epidemias no era malaria, había muchas más ¿no?. El dengue era un gran problema y si comparamos, tomando la palabra de la nutricionista en aquellos años con respecto ahora. Yo pensé que con este proyecto del socialismo del siglo XXI íbamos a ir hacia la cubanización, pero no, me equivoqué, estamos yendo hacia la africanización, es decir, hacia esa África subsahariana, y hay tantas, tantas, epidemias simultáneas. Y hoy en día en Venezuela tenemos cinco epidemias o siete. Y las voy a nombrar, zika, chikungunya, dengue, malaria, tuberculosis, y hay dos más, hay una epidemia de las jóvenes embarazadas, que por supuesto para mí eso es una epidemia, y es una tragedia de la familia que es la base de la sociedad y la otra que no se ha tomado en cuenta es el sida, el sida está repuntando en una gran cantidad de niños y no solamente repuntando, sino que los pacientes que están hoy en día con esa enfermedad, se están agravando por las coinfecciones que están padeciendo. Entonces, por no nombrar otras más, como la lepra también, que no ha desaparecido de Venezuela que estaba en aquel momento y todavía continúa. Entonces, la UCV, y todas las universidades autónomas, tomando algo que hoy se mencionó, hacemos el primer producto de exportación internacional hoy en día, que son todos nuestros egresados, todas las promociones. Yo soy profesora titular, tengo 16 años en la UCV y no tengo 50 años todavía. Todas mis promociones, mis estudiantes más brillantes, todos están afuera; dejando a Venezuela en alto, muchos de ellos queriendo regresar, pero no ante esto, con todo lo que estamos viviendo. Pero ese principal producto de exportación, más que el petróleo, de hecho, mucho más que el petróleo y otros yacimientos que ya se han agotado en Venezuela. Y como educadora, creo, sí creo que hay muchísimas esperanzas, que tanto en el año 36, cuando se vino toda esta gran cantidad de gente a ayudar, a volver a instalar la Venezuela moderna, también creo que esa buena formación retornará y es la que va a reconstruir un país. Pero lo tienen que reconstruir desde una buena formación en valores morales, éticos, con inteligencia emocional y una cantidad de cosas que hay que empezar a cambiar en la sociedad venezolana. Y partiendo de que la desigualdad debe desaparecer. Me encantó escuchar a cada uno de ustedes, de verdad, quedé encantada de estar aquí, el día de hoy, he oído muchas veces de la Fundación Bengoa, pero nunca había estado, de verdad, en contacto, y me encantó muchísimo lo que dijo, eso de darle el paquetico «no», vamos a darle la boleta La autodeterminación de los pueblos, pero de individuos también. Muchísimas gracias.

Yaritza Sifontes: Gracias doctora.

Marisol Sarria Pietri: Solamente quería decir que soy abogado, soy egresada de la Universidad Católica en derecho. Yo considero que Picón Salas tenía razón, porque desde el punto de vista de la estructura del Estado, legalmente, López Contreras creó la Contraloría General de la República, creó el Banco Central de Venezuela, empezó la Emisión de Moneda por el Estado, empezó, eso sí fue una continuidad que venía desde Gómez, empezó la fiscalización de lo que emitían, del petróleo que recogían y sacaban, las inspectorías. De ésto yo sé bastante, porque mi abuelo había sido el consultor jurídico del Ministerio de Fomento con Gumersindo Torres Ellul, y después fue ministro (Luís Gerónimo Pietri). Durante ese gobierno se hicieron las primeras leyes de protección de los trabajadores, se creó el ministerio del trabajo, se llamaba Trabajo y Comunicaciones. Se empezaron a hacer todas las estructuras, se hizo un plan de alfabetización de la gente y se hizo un plan de pasar a la democracia directa que, teóricamente iba a estar terminado en el año 48. Es decir, cuando la gente se sienta a estudiar toda la estructura que se montó durante el gobierno de López Contreras, verdaderamente, él montó el Estado moderno, él montó el siglo XX en Venezuela.

Yaritza Sifontes: Con la intervención de Manuel López cerramos.

Manuel López Contreras: Solo, no quise polemizar con el profesor, pero solamente voy a decir, lo publicado por Rafael Poleo. Tengo una revista Z, donde él hace un análisis de Venezuela. Desde la época de Gómez hasta la de López, y él dice, el estado moderno como lo conocemos, vamos a decir, antes de 98. Es la destrucción de ese estado, es la culminación de López Contreras. A ella se le olvidó, la Confederación de Trabajadores de Venezuela se inicia en el 36, el Consejo Supremo Electoral es del 36, el pedagógico lo formó un maestro en el 36. Yo sí le doy grandes méritos a Gómez, López Contreras es un producto del gomecismo y Gómez y Castro crearon la Nación Venezolana. Antes de ellos, esto no era un país, esto eran 20 países, en la Constitución del 67 le permitía a cada uno tener su ejército sin darle cuenta al Estado, esto no era un país. Castro y Gómez crean la Nación Venezolana en 1910, la Academia Militar Venezolana en 1930, pagan la deuda externa. Todo eso tiene sus méritos, pero ya hablaba de la formación de un país moderno por toda la infraestructura como lo dijo Marisol Sarria; eso arranca en 1936.

Yaritza Sifontes: Nuevamente muchísimas gracias en nombre de la Fundación, la activa participación demuestra que hará falta otro foro.

Mercedes López de Blanco: Yo quiero, primero, darles las gracias a todos por estar aquí, me encantó que este tema haya traído tanta polémica, porque de eso se trata. Somos un grupo democrático, para eso es un foro, y espero que se vayan motivados. Les quiero decir que las personas que trabajamos en la Fundación Bengoa no somos optimistas, somos MUY optimistas en el futuro de Venezuela. Así que espero que nos acompañen.

La Fundación para la Alimentación y Nutrición "José María Bengoa", se complace en invitarles a participar en el evento en youtube:

"Programas de Nutrición dentro de la Emergencia Humanitaria"

Mañana Miércoles 10 de Mayo a la 1pm por esta plataforma digital.

Les esperamos

Antes de que finalice el año, queremos darle las ¡GRACIAS! a todos los involucrados en hacer posible nuestra labor. Desde el equipo de trabajo que conforma la Fundación Bengoa, hasta los que nos han apoyado durante todo este año.

A todos ¡Feliz Año Nuevo!
#FundaciónBengoa

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